Alicante se queda huérfana de punk rock sin Paco Rufus, el gran guitarrista de The Flamin Guays
Nos ha dejado Paco Rufus,
guitarrista del grupo alicantino Los Flamin Guays, creador del sello
independiente, y muy valioso para el género, Rufus Recording
(Zelators, Aznar Youth o La Moto de Fernan) y dueño de la muy
estimulante tienda alicantina Naranja y Negro. Nos ha dejado un amigo
de los que ya no quedan, de esos que siempre tenían una sonrisa, de
esos que amaban la música, aunque como a casi todos nos traigan más
dolores de cabeza que alegrías, era un hombre preñado de proyectos
en una ciudad que los necesitaba para seguir a flote. Paco luchaba
por vivir de la música con su tienda, además quería que otro
pudieran cumplir su sueño de editar discos, girar, tocar, sonreír,
por ello tenía un sello pequeño, cercano, de esos donde conoces y
te vas de cañas con el músico, “Editar
un disco de alguien con quien no te irías de cañas y tapas es muy
triste creo”, comentaba
en Powerpopaction. Su
calidez y sencillez eran bien sabidas por todos, siempre con la idea
de un bolo en la mente, en una ciudad que durante años le dio la
espalda a la cultura. En un páis donde el rock es un apestado, él
seguía con su quijotesca lucha por las cosas bien hechas, “Son
tiempos complicados para el Rock and Roll, los sellos lo tenemos
realmente jodido, pero no es cuestión de rendirse, ¡eso
nunca!”,
decía en la misma entrevista de Powerpopaction.
Paco representaba mejor que nadie el
amor a la música y al punk rock en especial, amante de Los Ramones y
del vinilo, entrar en su tienda era traspasar un espejo mágico,
donde olvidabas donde estabas y te sumergías en el mundo del amor a
la música. Los Ramones eran su pasión, y no es para menos, de hecho
como un chiquillo le dije en cierta ocasión que había visto en
Valencia a Marky Ramone y me contestó que era muy cercano, que lo
conoció en Albacete y que era muy majo. Paco siempre aconsejaba
buenos discos o te hablaba de algún concierto. Era su vida. La
cultura de toda una ciudad está más que en deuda con él. Si te
gustaba el buen rock e iban a Alicante era una parada obligada su
tienda, si deseabas pasar un buen rato con rock desenfadado, sólo
tenías que acudir a sus directos o sus discos. Hoy nos sentimos
todos un poco más huérfanos. Tuve la suerte de ser su amigo, algo
que me llena de orgullo y honor, de él aprendí mucho y aprecié más
la música si cabe. Se ha ido un grande, uno de esas personas que no
se pueden comparar con nadie, porque es incomparable.
Gracias por todo Paco
Javier Caro.
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